La inteligencia artificial redefine el valor del conocimiento en el trabajo
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La llegada de la inteligencia artificial está transformando el valor del conocimiento en el trabajo. Según McKinsey, la IA generativa podría añadir entre 2,6 y 4,4 billones de dólares a la economía global, pero solo si se aprende a usarla correctamente.
Vivimos en una sociedad edificada sobre una idea que parecía indiscutible: el conocimiento es lo que nos diferencia. Saber más, responder mejor, tener experiencia. La sociedad —y las empresas— nos premian por eso: porque damos las mejores respuestas. Sin embargo, la llegada de la inteligencia artificial (IA) ha dado un giro copernicano a este paradigma. Hoy, el conocimiento y la experiencia ya no son exclusivos del ser humano; están embebidos en los modelos de IA con una profundidad y una velocidad imposibles para cualquier individuo. Lo que empieza a distinguirnos no es lo que respondemos, sino qué y cómo preguntamos.
La IA está mutando ya la definición de nuestro valor diferencial: las máquinas responden; los humanos debemos formular las preguntas correctas. Las empresas que sigan premiando a quienes “saben mucho” y no a quienes “piensan distinto” se quedarán atrás. Este nuevo paradigma implica transformar tres pilares fundamentales. Según un informe de **McKinsey**, la IA generativa podría añadir entre 2,6 y 4,4 billones de dólares a la economía global. Pero ese valor se logrará solo si los humanos aprenden a usarla y guiarla, no a competir con ella.
Como consecuencia de esta transformación, el impacto laboral que casi nadie quiere verbalizar aún es evidente. La IA va a transformar el empleo, especialmente a los trabajadores del conocimiento, a diferencia de la revolución industrial que transformó el trabajo manual. Ya lo hace en industrias como el software, la consultoría o la abogacía, y pronto lo hará en la medicina, la arquitectura o la administración pública. El informe **AI Jobs Barometer 2024** de **PwC** muestra que los empleos ligados a IA crecen 3,5 veces más rápido que el resto. Un estudio europeo advierte que dos tercios de los trabajos están expuestos a algún grado de automatización.
Esto no solo generará importantes eficiencias empresariales, sino que también planteará un gran reto social y generacional. Los jóvenes entrarán en un mercado donde competirán no con otros recién titulados, sino con sistemas de IA más productivos y baratos. La “primera experiencia laboral” puede desaparecer tal como la conocemos. La transformación afectará a muchos trabajadores consolidados de otras generaciones, pues muchos de ellos podrán ser reemplazados por agentes de inteligencia artificial. La sociedad debe prepararse y anticiparse para convivir con este cambio ya imparable.
Los gobiernos y las empresas que no lo vean se engañan: su modelo de aprendizaje interno, sus estructuras organizativas y sus políticas de incorporación de talento están quedando obsoletas. El momento de hacer la reflexión es ahora y la solución no es la limitación, el control y la prohibición, sino la transformación profunda de nuestros modelos de gestión y empleo.
¿NO SERÁ QUE ESTAMOS CERRANDO LOS OJOS ANTE UN FUTURO QUE YA ESTÁ AQUÍ?