Durante los años 90 y 2000, tener un videoclub era como tener una mina de oro.
Era un negocio redondo: las películas llegaban antes que a la televisión, los cines perdían fuerza, y el ritual de los viernes era sagrado: película, manta y palomitas.
Blockbuster llevó ese modelo al extremo: franquicias por todas partes, helados Häagen-Dazs, videojuegos, estanterías infinitas. Parecía indestructible.
En España llegó a tener 94 tiendas en 2006.
Yo mismo alquilé un reproductor de DVD en un pueblo remoto, durante unas vacaciones con amigos.
Recuerdo la emoción de elegir la películas.
Era otra vida.
Pero un día todo cambió.
Llegó ADSL, Napster, Torrent y la piratería sin freno.
Y, como una ola imposible de contener, el modelo se vino abajo.
Algunos lo vieron a tiempo y vendieron.
Otros se aferraron a frases que hoy suenan trágicamente familiares:
“La gente siempre querrá lo físico”,
“Esto es solo una moda pasajera”.
Hasta que, en marzo de 2006, Blockbuster cerró todas sus tiendas en España, 688 despidos en un día. El modelo había muerto.
De más de 7.000 videoclubs en 2005, hoy apenas quedan unos pocos y los que siguen… han mutado.
Como Video Instan, en Barcelona, el más antiguo del país: un oasis con 47.000 títulos que el streaming jamás tendrá, convertido en cafetería y sobre todo, en un acto de resistencia.
Soy desarrollador web.
Y muchas veces me he sentido como aquellos dueños de videoclubs.
Durante años, programar era tener la llave del futuro: demanda asegurada, tarifas altas y respeto profesional.
Parecía que nada podía fallar.
Pero ahora, el tsunami tiene otro nombre: inteligencia artificial.
Ya no es una promesa lejana ni una moda de LinkedIn.
Ya está aquí.
Y no ha venido a ayudarte: ha venido a reescribir las reglas.
Hoy, la IA genera código funcional, diseña interfaces, documenta procesos, maqueta webs, optimiza bases de datos y lanza MVPs completos en días.
Lo que antes tardabas en una semana, ahora se resuelve en una tarde.
Y, sin embargo, lo que más escucho últimamente es esto:
“La IA no entiende el negocio”,
“Siempre hará falta una persona detrás”,
“Esto va a pasar, como todas las burbujas”.
¿Te suena?
A mí también.
Es exactamente lo que decían los videoclubs.
La diferencia es que esta vez no se trata de un solo gremio.
La IA está reformulando todas las profesiones del conocimiento: desarrollo, diseño, marketing, análisis, contenido, soporte, dirección…
Y no van a sobrevivir los más técnicos.
Sobrevivirán quienes entiendan mejor el nuevo mapa.
No se trata de competir contra la IA.
Se trata de potenciarte con ella.
¿Vas a esperar al cierre Blockbuster?
¿O vas a actuar hoy?
Dímelo sin rodeos:
¿Negación o acción?
¿Qué estás haciendo ya?
Cristian Cascante Portabella
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